Foto por jcomp / Freepik

Todos cursamos diferentes clases de historia desde la escuela elemental hasta estudios universitarios, pero pocas veces nos preguntamos ¿Por qué es importante estudiarla?

El estudiar la historia fomenta el sentido de identidad y pertenencia en la sociedad en el individuo, en especial dentro del mundo globalizado en el que vivimos. 

Estudiar historia ayuda a las personas y, por consiguiente, al pueblo, a entender el cómo y porqué la sociedad en que viven llegó a ser lo que es hoy.

Todo lo que ocurre ahora es a consecuencia de eventos en el pasado y a su vez va a tener una consecuencia en el futuro. Nos ayuda a entendernos individualmente y como parte de un colectivo.

La historia es una rama de las ciencias sociales que estudia el pasado de la humanidad. Esta estudia y analiza todo lo que ocurrió en el pasado para poder entender lo que está pasando en el presente y, potencialmente, qué pudiera suceder en el futuro.

Si logramos un buen entendimiento de las causas y los eventos traumáticos del pasado nos pudiera ayudar a evitarlos.

En términos coloquiales, nos estudiamos a nosotros mismos: qué hemos hecho, cómo, dónde, por qué y cuáles han sido las consecuencias, positivas o negativas de nuestros actos como humanidad.

El propósito fundamental de por qué estudiar nuestra historia, no siempre está claro, como el de otras materias o profesiones. Va más allá de memorizar datos, sino de poder analizar y entender el porqué con la evidencia presentada.

La historia nos ayuda a entender las personas y las sociedades y nos permite analizar el comportamiento de estos a través de diferentes eventos históricos del pasado. Es así como podemos formular teorías sobre lo que está pasando o pudiese pasar y ver las posibilidades de cómo enfrentarlo y hasta cómo resolverlo.

Al proveernos información clave sobre cómo funcionan las sociedades, la historia nos permite entender los cambios y evoluciones sociales que crearon la sociedad en la que vivimos actualmente.

Eventos que ocurrieron en el pasado crean el presente y, de una manera u otra, encausan eventos futuros. Repasando la historia podemos ver en innumerables ocasiones cómo un solo evento puede cambiar la historia por completo.

El Magnicidio

El Magnicidio

En el pasado lejano, el magnicidio de Antonio Cánovas del Castillo en Guipúzcoa en el País Vasco fue un evento distante al Caribe que aceleró el estallido de la Guerra Hispanoamericana.  Ésta, a su vez, determinó el futuro de Puerto Rico hasta el presente.

En el presente inmediato vivimos el ejemplo de la declaración mundial de la pandemia del COVID-19 en marzo, cambió nuestra vida como la conocíamos, para siempre.

Solo estudiando eventos del pasado es que podemos entender las causas y los factores de grandes cambios o resistencia a ellos. La historia nos permite examinar la razón de conflictos, caídas y nacimientos de civilizaciones, diferencias culturales.

Estudiar la historia nos ayuda a entender el porqué de muchas de las situaciones actuales. Muchas veces están directamente atadas a hechos recientes y en otras, es una sucesión de eventos a través de un período largo de tiempo.

Durante las últimas semanas hemos escuchado a varios políticos de la Isla utilizando el tema del socialismo y comunismo como mecanismo de miedo para validar sus posturas. Un candidato pro-independencia o cualquier postura contraria a la anexión no convierten automáticamente a Puerto Rico en un estado dictatorial o una república comunista.

Estudiando la historia vemos su raíz en la campaña de miedo de la Guerra Fría, tan exitosa en su momento, que aún tienen su efecto ciertas audiencias claves. Al conocer los datos históricos, podemos concluir que ese temor no necesariamente es relevante, ni acertado en el presente. 

Se dice que nadie aprende por cabeza ajena, pero si nos pueden inspirar a ser aún mejor. El estudiar la historia provee el espacio para analizar nuestro propio sentido de la moral en términos de cómo otras personas o sociedades han reaccionado a diferentes eventos en el pasado.

El estudio de la historia nos lleva a analizar las circunstancias y las consecuencias, positivas o negativas, de sus acciones y a tenerlas en cuenta al momento de tomar nuestras propias decisiones. Nos lleva a ser una sociedad cada vez mejor.

La historia provee un sentido de identidad individual, nacional, y cultural al conocer cómo llegamos a ser lo que somos. Crea un entendimiento del pasado que refuerza el sentimiento nacional, de pertenencia que promueve los valores nacionales y lealtad a la patria.

Al fomentar la identidad nacional, el estudio de la historia se vuelve esencial para el civismo y la creación de ciudadanos responsables e informados. El pasado nos evidencia acciones y consecuencias de diferentes comportamientos individuales y sociales.

El estudio de la historia también nos provee la capacidad de interpretar diferentes tipos de datos, evidencia e información conflictiva. Con esto podemos convertirnos en personas más educadas, mejores informadas, con capacidad de pensamiento crítico, opinión propia y fundada para poder defenderlas con datos y no ideas caprichosas. 

A través del pensamiento crítico de esos actos y consecuencias, se fomentan los buenos hábitos de esos ciudadanos, individuos con consciencia global y adultos productivos para la sociedad.

Esos hábitos se forman aplicando lo aprendido y utilizando esas herramientas para fomentar la participación ciudadana responsable y basada en principios democráticos para el bien COMÚN. 

No es lo mismo vivirlo en el presente que estudiar el pasado, pero el conocimiento y las herramientas históricas nos ayuda a ser mejores ciudadanos en el proceso.

El conocimiento nos da libertad, si cada cual tiene la capacidad de pensar críticamente y formular ideas propias basadas en datos, no pueden manipularnos. 

Que nuestro conocimiento se convierta en la herramienta para el cambio. Que evolucione para tener una voz activa en el desarrollo de un mejor futuro y no de esperar pasivamente por lo que pueda suceder. 

Después de todo, hay que conocer su historia para nunca conformarse.

Tags: Educación, Historia, Puerto Rico
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